Hace poco recibí la consulta de una persona cuya pérdida de visión le había obligado a abandonar sus estudios de bellas artes. La pasión de toda su vida era pintar, pero debido a esa pérdida gradual de su visión, se había visto obligada a tomar la dura decisión de dejarlo y reorientar su vocación. Me contaba que siempre le había gustado la publicidad, escribir y el mundo del periodismo. Aunque no tanto como la pintura, pero era otra manera de dar rienda suelta a su creatividad. Al fin y al cabo, me decía, escribir es pintar con palabras.
Sumida en esta reflexión interna sobre su futuro, me pedía mi opinión sobre si debía estudiar una carrera y tratar de estar lo más formada posible, o formarse por su cuenta. Era consciente de que debido a su limitación visual tendría que ser la mejor en aquello que escogiese hacer, pero también le habían dicho que hoy en día, con cursos y experiencia suficiente no era tan necesario tener un título universitario.
Ella quería conocer mi opinión, y a pesar de que yo no soy ninguna experta –ni tampoco lo pretendo-, le dije que solo podía aportar mi experiencia vital, si eso le servía. En cuanto a estudiar o no una carrera, yo siempre he sido partidaria de la formación. Si ya lo tenemos complicado por el hecho de la discapacidad visual, cuanta mayor sea nuestra formación académica mucho mejor. Ya sea con una licenciatura, un máster, grado, cursos, lo que sea, pero necesitas algo que acredite que estás formada y capacitada para hacer aquello que te gusta. Es cierto que por el hecho de ser mujer y además con una discapacidad, vamos a tener que demostrar el doble –o el triple- que otras personas. Por eso, si logramos tener un currículum lo más completo y brillante posible, lograremos alcanzar antes lo que nos propongamos. A no ser que seamos auténticos genios o tengamos un talento brutal. Y aún así, seguramente nos costaría mucho trabajo que nos dieran la ocasión de demostrarlo.
Recuerdo que una vez, alguien más sabio y con más experiencia que yo me dio un consejo que siempre he valorado muchísimo:
Una vez que hayas elegido aquello a lo que quieres dedicarte el resto de tu vida, intenta ser la mejor en ello, con pasión y humildad, respetando al resto y sin pasar por encima de nadie. Da lo mejor de ti y dormirás tranquila cada noche.
Y así lo creo.
Sigue leyendo